La historia de Judy, un can excepcional en la WWII
Judy, una pointer de pura raza, fue la mascota de numerosos navíos en el Pacífico (HMS Gnat y HMS Grasshopper), resultó capturada por los japoneses tras la caída de Singapur y llevada a un campo de prisioneros. Allí conoció al piloto Frank Williams, quien compartió su pequeña parte de arroz con ella.
Judy subió la moral en el campo de prisioneros de guerra, y también ladraba cuando serpientes venenosas, cocodrilos o además tigres se aproximaron a los prisioneros. Cuando estos fueron enviados de vuelta a Singapur, la llevaron de contrabando en un saco de arroz, sin que Judy se quejase ni traicionase su comparecencia a los guardias.
Al día siguiente de partir este navío fue torpedeado. Williams empujó a Judy fuera por medio de un ojo de buey también en un intento por salvar su vida, y después consiguió escapar del buque sentenciado, pero fue recapturado y también enviado a un nuevo campamento de prisioneros de guerra.
No sabía si Judy había sobrevivido, pero pronto inició a escuchar historias sobre un perro que había ayudado a hombres medio ahogados a lograr restos tras el naufragio. Y cuando Williams llegó al nuevo campamento, dijo: “¡No podía creer lo que veía! Cuando crucé la puerta, un perro desgarbado me golpeó de lleno entre los hombros y me tiró al suelo. Jamás me había alegrado tanto de ¡ver a la vieja chica!
Pasaron un año juntos en este campamento en Sumatra. “Judy me salvó la vida de muchísimas maneras”, contó Williams. “Pero lo mejor de todo fue darme una razón para vivir. Todo cuanto tenía que hacer era mirar estos ojos muy cansados e inyectados en sangre y preguntarme: ‘¿Qué le sucedería si muriera?’ Tenía que seguir adelante “.
Una vez que cesaron las hostilidades, Judy fue llevada a bordo de un buque de guerra que regresaba a Liverpool. En Inglaterra recibió la Medalla Dickin (la “Cruz de Victoria” para animales) en el mes de mayo de 1946. Su cita dice: “Por su espléndido valor y resistencia en los campos de prisioneros japoneses, lo que ayudó a mantener la moral entre sus colegas de cárcel, y también por salvar muchísimas vidas por medio de su inteligencia y vigilancia “.
Al tiempo, Frank Williams recibió la Cruz Blanca de St. Giles de PDSA por su devoción a Judy. Frank y Judy pasaron un año tras la guerra visitando a los familiares de prisioneros de guerra británicos que no habían sobrevivido, y Frank expresó que Judy “siempre brindaba una comparecencia reconfortante a las familias”.
Cuando Judy en definitiva murió a la edad de 13 años, Frank pasó dos meses construyendo un monumento de granito y mármol en su memoria, que incluía una placa que describía la historia de su vida.
Fuente: https://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=61&p=1053050#p1053050